Valdría la pena comenzar con una interrogante: ¿Por qué estamos reunidos aquí? Reunidos para hablar de los Derechos Humanos, reunidos para hacer una nueva y lírica declaración de los Derechos Humanos, o reunidos quizá para comenzar a caminar con firmeza en algo que los pueblos del mundo necesariamente deben adoptar con dureza.
Estamos unidos en esta reunión por el pensamiento y la acción de lo que debe hacerse por el hombre. Defender al hombre es defendernos a nosotros mismos. Yo afirmaba ayer en el mensaje presidencial, que la hora de los pueblos es la hora de la independencia económica, es la hora de la afirmación soberana, es la hora de la lucha en contra del colonialismo y el neocolonialismo, y que la hora de los hombres es la hora permanente de hallarse en su esencia, en su esencia de libertad, en la esencia de aquel hombre que busca ser tratado con respeto y dignidad, vivir como lo que es: vivir como ser humano.